“Serendipia” cósmica
Programa 38 25/04/07Serendipia sería una posible traducción no aceptada por la Real Academia de la Lengua Española para el término inglés serendipity, que según los diccionarios de la lengua inglesa significa la facultad de descubrir cosas accidentalmente.
Este término fue acuñado por el político, escritor, arquitecto y conde Horace Walpole, tras leer el cuento “Los tres príncipes de Serendip”, la historia de tres príncipes de la isla Serendip (probablemente la actual Sri Lanka), que tenían la fantástica capacidad de descubrir cosas sin pretenderlo.
Pero la serendipia es un término que ha marcado en muchas ocasiones la historia de la Ciencia. Se aplica cuando, al igual que los tres príncipes de serendip, se descubre algo por pura casualidad, sin buscarlo, o lo que es lo mismo por pura chiripa. ¿Destino?, tal vez, pero desde luego mucho trabajo y sagacidad para reconocer lo descubierto, como la que tuvo Alexander Fleming con la penicilina, o Christiaan Eijkman, el descubridor del beriberi. |
"Asimismo, ellos han descubierto dos estrellas menores, o satélites, que giran alrededor de Marte, donde la interior está a una distancia del centro del planeta primario de exactamente tres de sus diámetros y la más alejada a cinco. La primera gira por el espacio en diez horas, y la segunda en veintiuna y media, de modo que los valores de los cuadrados de sus tiempos de período están muy cercanos en proporción a los cubos de sus distancias desde el centro de Marte, lo que evidencia que están gobernados por las mismas leyes de gravedad que influencian a los cuerpos más pesados." (Gulliver's Travels, Jonathan Swift, 1726).
Pero también en astrofísica existen muchos casos de serendipia, como la historia que dio con uno de los hallazgos más importantes de este siglo. Un descubrimiento que supuso el espaldarazo definitivo a la teoría más aceptada sobre el origen del Universo: la teoría del Big-Bang. Un descubrimiento que comenzó allá por el año 1964. Aquel año, dos jóvenes radioastrónomos de los laboratorio Bell, llamados Arno Penzias y Robert Wilson están a punto de descubrir por casualidad algo que revolucionaria los cimientos de la cosmología…
Los dos radioastronomos utilizaban la antena de alta sensibilidad de Holmdel, en New Jersey, para medir en la banda de microondas el ruido que la emisión de nuestra galaxia en dicha frecuencia pudieran introducir en la señales de las primera comunicaciones vía satélite. Poco a poco fueron tomando medidas de todo el cielo y eliminando posibles fuentes de ruido, pero había una señal que se resistía a ser identificada… Esta persistente señal estaba tenía una frecuencia de 160Ghz, lo que indicaba que el cuerpo que debía emitirla estaba extremadamente frío, a tan solo 3K, es decir, -273C |
Una vez suprimidas todas las posibles fuentes de ruido, descubrieron que no solo era isótropa, es decir, presentaba la misma apariencia en todas las direcciones donde se midiera, sino que además no variaba con el día ni con la estación del año, por lo que no podía proceder del sistema solar. |
Además era absolutamente constante, por lo que descartaron que fuera el remanente de alguna prueba nuclear, muy corriente en aquellos tiempos. Penzias & Wilson empezaron a pensar que aquella molesta interferencia debía de proceder de la propia antena, por eso entre otras acciones la limpiaron de nidos y excrementos de palomas, pero aquella señal persistía. Los dos radioastronomos reconocían no tener ni idea de su origen.
A unas trescientas millas de allí, en Princeton, un grupo de físicos liderado por Robert Henry Dicke y J.E. Peebles , basándose en los trabajos del año 1948 de dos físicos legendarios: George Gamow y Ralph Alpher , defendían que de ser cierta la teoría del Big-Bang, todo el Universo debería estar inundando por una radiación isótropa y homogénea, como un resto fósil de los primeros instantes del universo y que debería tener una frecuencia centrada en la banda de microondas.
Peebles expuso está teoría y su intención de descubrir esta llamada radiación cósmica de fondo en una conferencia en el laboratorio de física aplicada de John Hopkins, en Baltimore. A esa conferencia acudió Ker Turner, a cuyo amigo, el astrónomo Bernie Burke, habían llamado desesperados Penzias y Wilson, precisamente ¡¡porque no sabían que era una radiación de microondas que inundaba todo!!...pura serendipia.
Cuenta la leyenda que cuando Dicke recibió la llamada de Penzias y Wilson comunicándole que habían descubierto la radiación cósmica de fondo de microondas exclamó: ¡se nos han adelantado!!... Trece años después Arno Penzias & Robert Wilson recibieron el premio Nobel de Física por el descubrimiento de la radiación cósmica de fondo. |
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